.: Mario Bahamonde S. Intento bío-bibliográfico

sábado, 30 de junio de 2007

Mario Bahamonde S. Intento bío-bibliográfico

La vida de Mario Bahamonde se inicia en Taltal el 17 de Abril de 1910 y concluye en la cuidad de Antofagasta el 30 de Noviembre de 1979. En Taltal permaneció hasta completar el 2 Año de Humanidades, correspondiente al actual 8vo año de Enseñanza General Básica. Se trasladó a Santiago para ingresar al Instituto Nacional Barros Arana y finalizar la enseñanza secundaria. Desde su ingreso al establecimiento figuró entre los dirigentes estudiantiles, organizadores de la Biblioteca, el Deportivo y el Ateneo del establecimiento. Mantuvo amistad con varios de los estudiantes de esas promociones durante toda la vida. Ingresó a la Universidad de Chile, específicamente al Instituto Pedagógico donde estudia Pedagodía en castellano y Filosofía. Su carrera de Profesor comenzó al mismo tiempo de su ingreso al Instituto Pedagógico, dictándose sus clases en el Instituto Federico Hansen de la capital. En esta forma ayudaba a costear sus estudios.

Su padre Antonio Bahamonde López, profesor, se había trasladado a Taltal para desempeñar la docencia después de haber obtenido el título de profesor normalista en la Escuela Normal de Valdivia. Había llegado desde la Lejana Isla de Chiloé, sonde el invierno es como una cuidad abandonada”. Contrajo matrimonio con doña Amelia Silva; nacen Olga, que sólo vive un año, y Héctor Mario, “abnegado y sufrido”, como decía el propio Bahamonde.

Desde muy temprano estuvo dedicado, a las lecturas y a la escritura, sin embargo, siempre acumuló más escritos ajenos que propios. Sus poemas iniciales, reunidos por uno de sus amigos en un intento de volumen, se tituló: Camanchaca de Espumas, sin embargo, nunca fue publicado.

Su primer libro publicado es Pampa Volcada, contiene tres cuentos y formó parte de la Colección La Honda, la serie que reunió a casi todos los escritores de la generación del 38, dirigida por el escritor chileno Nicomedes Guzmán. Fue este escritor quien se apropió de los cuentos de Mario Bahamonde para incorporarlos a este proyecto, casi con el desconocimiento del autor. Bahamonde lo había olvidado, como un proyecto más, cuando recibió la noticia del galardón que le otorgó el Pen Club de Chile, como el Libro del año. Esto ocurrió en 1945.

Uno de los cuentos incluidos en este libro es El Cara’e Picante, cuento que obtiene el premio Municipal de Antofagasta, y que es editado en un pequeño volumen conteniendo a los tres escritores antofagastinos premiados en esa oportunidad: Mario Bahamonde Silva; Arturo Ramírez y Manuel Durán Díaz.

Su segunda publicación es personal en todo sentido. Prácticamente es un libro artesanal, hecho por sus propias manos.

El señor César Antivillo, profesor de la antigua escuela N° 9 de Antofagasta, dispuso de todos sus conocimientos de impresor y del taller de esa escuela para esta aventura literaria nortina. Allí se reúnen cinco cuentos de Mario Bahamonde, esto ocurre el año 1951. El libro tuvo por título De cuán lejos viene el tiempo y sus ciento cuarenta páginas sólo tuvieron una edición aproximada de 500 ejemplares.

El primer cuento que aparece en este lejano libro se llama Toda la Pampa es un solo camino, es de corte histórico (revolución de Balmaceda), considerado por algunos críticos de la época como el mejor cuento de Mario Bahamonde. El segundo se llama En la noche y con los ojos abiertos y relata la búsqueda de un hombre desaparecido en medio del desierto inesperadamente. El tercer relato es El negro destino de Hans Kuttz. Este cuento junto con El cara ‘e picante han sido teatralizados y radiotearalizados por diversos grupos de actores chilenos. El cuarto cuento del libro. El cuarto cuento del libro es Tres hombres en soledad, seleccionado en varias antologías de cuentos chilenos posteriores a esta publicación. Una de las antologías donde aparece es Tierra Ajena, selección efectuada por Francisco Coloane. La última narración es El silencio sobre la tierra, un truculento relato de la soledad del desierto, que es uno de los temas preferidos por el autor.

En la edición del diario El Mercurio de Antofagasta correspondiente al día Domingo cinco de Agosto de 1951, aparece la siguiente información: “Los componentes del Grupo de Letras de la Sociedad de Bellas Artes, ofrecieron un cóctel en honor al señor Mario Bahamonde, con motivo de la aparición del libro De cuán lejos viene el tiempo”, el tercero que publica en su vida literaria.

Ofreció la manifestación don Danilo Tacusis en calidad de Secretario de la institución...”.

Bahamonde desarrolla otras actividades, un mes antes que saliese a la publicación en este artículo en el diario haciéndose mención a su creación literaria, el mismo periódico mencionaba el día diez de Julio sobre la presentación de una obra de teatro en Antofagasta, según decía parte del artículo.

“...Desde que el existencialismo incorporó al teatro su filosofía de lo truculento, el juego escénico se ha renovado y Albert Camus se ha convertido en el artífice de las complicaciones, así lo demuestra El Malentendido estrenado en el teatro Latorre de Antofagasta por el Grupo Libre de Teatro”.

“...El conjunto que hace algunos meses sorprendió a la cuidad con un estreno de Sartre y que llamó la atención en Santiago, posee muchos méritos. Tal vez el mayor sea su capacidad de adaptación a las obras; el público siente que eso mismo podrían haberlas hecho elementos profesionales, y se lleva una idea más que aproximada de las corrientes artísticas contemporáneas. Gran parte de este triunfo es de Mario Bahamonde que ha seleccionado a un grupo de actores con espíritu sobrio y disciplinado”.

Hasta aquí el comentario de Tito Castillo, director del diario El Mercurio de Antofagasta en aquellos años y actual director de la revista Atenea de la Universidad de Concepción.

Este Grupo Libre de Teatro que dirigió Mario Bahamonde estaba integrado por María Teresa Castro, poeta fallecida recientemente; Flavia Wood, profesora jubilada residente en Santiago; René Largo Farías, activo locutor y folklorólogo chileno, incansable director de Chile Ríe y Canta y María Cristina Zayr, entre otros actores.

De esos años, entre los episodios olvidados, se encuentra el comentario de Ricardo Latchman, el crítico chileno por excelencia que tanta falta hace en Chile de hoy.

“...En Pampa Volcada se percibe pronto la diferencia que hay entre los escritores que conocen lo que pintan y aquellos que se guían por simples informes de otros y lecturas. Hemos seguido con curiosidad los progresos de los relatos de Mario Bahamonde, que en este libro alcanza a ofrecer una muestra de excelente comprensión y dominio de los temas nortinos. No es un criollista minucioso ni aburrido, tiene el sentido de la medida y de la mesura, sin entrabar la acción ni ahogar a los personajes. Todavía puede madurar su estilo, pero no es incorrecto ni se delata en lo escabroso. Hay un dibujo fino que insinúa muchos elementos des escueto paisaje sin agotar las descripciones. Otros se han metido en la pampa de cabeza y la pampa los ha vencido, lo mismo que derrotó antes a los que perseguían en su suelo. Aquí está comprendida y sus elementos dramáticos han saturado al narrador...”

Este comentario lo estamos extractando del diario La Nación, edición del 6 de Noviembre de 1945, continúa Latchman:

“Volvamos ahora a la literatura sobre la pampa. La diferencia entre este nuevo escritor con los anteriores, es que no se derrama frases retóricas y multicolores sobre un escenario que es como dice Bahamonde, un camino donde se van los días. No es fácil si no se consigue un dominio hondo del ambiente, penetrar en los detalles y en la psicología pampina. Bahamonde ha sido lento y constante en su trabajo literario. Sabemos lo bien dotado que es y conocemos su fibra de observador humorista. Ahora tiene por delante un camino vasto y debe publicar su novela inédita En la pampa quedan las cruces”.

Sobre esta novela que permanece inédita, existe también una historia olvidada.

Fue presentada por Bahamonde al certamen organizado por la Sociedad de Escritores de Chile en el año 1950 en el género novela. En esa oportunidad obtuvo el galardón Joaquín Ortega, hoy completamente olvidado y también su novela ganadora Infierno Gris.

El jurado de este importante certamen de la Sociedad de Escritores de Chile, estuvo compuesto por el escritor Alberto Romero, el poeta Carlos Prendes Saldías y el escritor Eduardo Barrios. El premio era único, y como ya dijimos lo obtuvo la novela Infierno Gris de Joaquín Ortega Folch. Obtuvieron éxitos las siguientes obras: Puerto Limón del escritor costarricense Joaquín Gutiérrez (residente en Chile hasta el año 1973 y actualmente en San José de Costa Rica), Solamente la vida del escritor Oscar Castro que después fue publicada y conocida como La vida simplemente; Tiempo irremediable, de Manuel Rojas que más tarde publicó como Hijo de Ladrón y Cuatreros de Baltasar Castro, que después fue publicada como Un hombre en el camino, Bernardo, héroe y mártir de Fernando Silva (no sabemos si ha sido publicada) y Puerto de Embarque de Mario Bahamonde que permaneció inédita por determinante decisión del autor y que no es otra que aquella primitiva En la Pampa quedan las cruces a la que hace mención el crítico Ricardo Latchman.

Una vez consultamos a Bahamonde la negativa de intentar la publicación de esta novela, a lo que nos dijo:

“Iba a ganar y perdió. Ahora al olvido. No pierdas de vista que la melancolía es el color complementario de la infelicidad y el olvido, el primer paso a la superación”. La novela no fue publicada jamás.

Un día asumió la Rectoría del Liceo de Hombres de Antofagasta. Mario Bahamonde fue profesor de este liceo desde el año 1934. El primer nombramiento que obtuvo por concurso de oposición de antecedentes una vez obtenido el título de profesor. Al margen de las ayudantías y de los nombramientos interinos, fue el profesor del Liceo de Hombres de Antofagasta en las asignaturas de Castellano y Filosofía.

Así informó la prensa local de esta nueva tarea en la carrera docente de Mario Bahamonde el domingo 21 de Febrero de 1954.

“Tengo veinte años en el Liceo de Hombres de esta cuidad y pienso que la educación implica un principio de respeto mutuo. Este respeto debe ser la pauta para convertir al niño en hombre paulatinamente y para ir descubriendo en él sus propios valores, sus gustos, sus intereses, sus vocaciones y a través de ello orientarlo en la vida”.

Tales fueron las primeras declaraciones que nos formuló ayer el nuevo Rector del Liceo de Hombres, Mario Bahamonde Silva, taltalino, 43 años, con estudios en el Barros Arana y en el Instituto Pedagógico.

Como escritor se ha caracterizado por su decidido afán regionalista, y tiene cuatro libros editados y dos en preparación. Su primera obra es En la pampa quedan las cruces (se refiere a la información a la novela Puerto de Embarque, presentada al certamen de la Sociedad de Escritores de Chile), la escribió en 1940, pero al corregirla no le gustó y la dejó sin publicar... “Personalmente, finalizó el señor Bahamonde, espero que el Liceo de Hombres, de aquí a algunos años sea el mejor plantel de Antofagasta”.

Lo consiguió Bahamonde, con los más extraordinarios esfuerzos personales y a pesar de las más enconadas oposiciones. Llegó a producir los más altos puntajes del bachillerato y las más definidas vocaciones profesionales durante un largo espacio de tiempo.

Mario Bahamonde fue separado de su cargo de Rector del Liceo de Hombres de Antofagasta en Septiembre de 1973.

Mario Bahamonde tenía 43 años de edad cuando asumió la Rectoría y fue un cargo que consumió parte importante de sus energías. Sin embargo, nunca dejó de escribir y tener activa participación en las labores del acervo nortino nacional.

A fines de 1956, Mario Bahamonde publicó Ala Viva. Al respecto Catalina Gómez, publicó un artículo en el diario El Mercurio que decía:

“Ala Viva es sin duda alguna, de las narraciones en que Mario Bahamonde vuelca con mayor énfasis, esa enorme ternura que encerraba en su corazón, para todo lo que concerniera a nuestro norte”.

“Bien lo señalaba Andrés Sabella cuando escribe: ‘Artesano apasionado, labró en Ala Viva poco más de una historia para quedar en la memoria de nuestras letras’”.

También Alfredo Aranda en su fiel despedida al escritor y al maestro, hace mención de este cuento en que Bahamonde dice que: ...”los pájaros son el alma de la tierra... el alma móvil y fugaz...que ellos no hacen germinar el viento...pero hacen florecer la distancia” y nos deleita y nos hace estremecer con las aventuras de una humilde garuma que lleva ese nombre, Ala Viva.

De Ala Viva dice Yerko Moretic:

“Bahamonde aprovechaba aquí las curiosas circunstancias que ofrecen las agrumas del norte, su vida se desenvuelve entre el litoral...En efecto, nacen en la pampa, vuelan hacia la playa, buscan su alimento en el mar, regresan al desierto y finalizan su existencia en la costa. Son decenas y decenas de kilómetros recorridos diariamente, con una extraña avidez de abrazar toda la zona. Ala Viva es precisamente el nombre de una garuma. Bahamonde la sorprende en sus primeros esfuerzos por volar hacia la costa y en sus primeros conocimientos de la extensa y cálida planicie calichera. Aquí la hace conocer a los hombres que iniciaron la penosísima conquista del desierto y para ello recurre a las fantasmagóricas evocaciones. El primer episodio por ejemplo es muy sencillo, en plena pampa puede verse una mula muerta hace muchos años, conservada por la tierra salitrosa se mantiene en pie, la garuma divisa esta extraña figura y cuando pregunta la razón del misterio, surge la evocación del loco Almeida, el fabuloso Diego de Almeida...”

“La garuma realiza por fin el viaje a la playa; allí se estrena en la ansiosa búsqueda de los cardúmenes y traba amistad con otros pájaros. Sabe del amistoso y paternal Alcatraz, del veloz y malvado Piquero, del hermosos Pato Lila, de las aristocrizante y pérfida gaviota, (no te metas con ellas Ala Viva. Esas aves asesinan hasta los huevos que encuentran, con decirte que lanzan al mar a sus propios hijos antes que sean capaces de volar...”)

“La primera jornada marítima es larga, emocionante, cansadora y repleta de incógnitas. Por eso cuando al atardecer remontó los cerros para alcanzar su guarida nocturna en el desierto, su corazón iba pensando por qué es tan inofensiva la modesta Changuita y por qué es tan juguetón el Pimpinela. ¿Por qué...por qué? ¡Por qué existen diferencias entre los pájaros?”.

“Ala Viva, es el cuento de Bahamonde que más se ha publicado desde aquella hermosa edición de 1956 que reza en su colofón: “Para realizar esta diminuta aventurilla gráfica hube de pedir...y, además de su cordialidad me dieron...

Don Luis Fernández Navas, la composición tipográfica y los clisés;
Don Nicolás Pérez, los dibujos y su paciencia;
Don Guillermo Cuidad, sus cuidad y atenciones;
Don Alejandro Galetovich, la fotografía;
Don Prudencio Gómez, lo que no supo, en los ejemplares especiales;
Don Juan Zalvidea, lo que supo, y, además, supo callarse;
El Mercurio de Antofagasta, su personal y sus talleres.
El liceo de Hombres, sus pequeñas prensas.
El tiempo, la aventura incansable del entusiasmo.
¡Casi nada!

Estas aventuras tipográficas que Bahamonde arriesga en la Imprenta del Liceo de Hombres, dan como frutos las siguientes obras:

“16 Poetas Nortinos”, un pequeño y hermoso libro que contiene resultados del Certamen de Poesía organizado por el Grupo de Letras de Antofagasta, en el año 1960.

Antofagasta, Pasión y Poesía, que contiene a catorce autores que cantan a la cuidad de Antofagasta y que también es auspiciado por el Grupo de Letras de Antofagasta, dirigido entonces por Hugo Poblete Bahamonde. Esta Aventura tiene lugar en el año 1961.

Y al Norte...la poesía, también del año 1961 y contiene los primeros premios del Certamen Municipal de Poesía de Antofagasta de ese año. Cuenta con el auspicio del Grupo de Letras.

En el año 1965 con el auspicio del Departamento de Extensión Cultural y el de Artes Plásticas de la Universidad de Chile, sede Antofagasta, se edita Poemas y Grabados. Es una de las primeras actividades Gráficas que realiza Bahamonde en el cargo de Director del Servicio de Extensión Cultural de esa casa de estudios. Cargo del que es separado el 11 de Septiembre de 1973, con motivo del Golpe de Estado.

En el mismo año 1965, Mario Bahamonde hace realidad el proyecto de una revista universitaria para la Universidad de Chile, sede Antofagasta; publica el primer número de la Revista Ancaora, que alcanza un total de seis, el último de los cuales es publicado a fines de 1972 como homenaje al poeta Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura. El número siete de esta revista creada por Mario Bahamonde, estaba dedicada al mar y contenía, entre varios artículos científicos escritos por especialistas universitarios, una selección de poemas dedicados al mar de Chile. No fue editada.

En el año 1971, en colaboración con un equipo técnico Bahamonde publica la Guía de la Producción Intelectual Nortina, trabajo de investigación y difusión bibliográfica que cuenta con el auspicio del Servicio de Extensión de la Universidad de Chile, sede Antofagasta.

En el año 1972, Mario Bahamonde obtiene el Primer Premio del Certamen Nacional de cuento Baldomero Lillo, con su relato Soledad en la Puna. Este cuento es publicado en un libro que contiene los primeros cuentos mencionados en dicho certamen, bajo el sello de la editorial Quimantú.

La misma editorial edita en el año 1973 Pampino y Salitreros, un trabajo de investigación social sobre el norte y sus trabajadores, que Bahamonde enfocara desde la fichas pampinas, forma de pago a obreros del salitre. En su oportunidad se dijo de este Pampinos y Salitreros.

“El nortino como hijo de la aventura, el negocio del salitre y el negocio de los salitreros, incluyendo algunos de sus negociados. Las características del pampino y sus condiciones de vida son otros aspectos tratados en este libro que también refleja las luchas sociales y la organización obrera en el norte, amén de un diario capítulo sobre fichas de las oficinas salitreras, el salario del hambre de días pasados y actualmente apetecidos para los coleccionistas de monedas”.

En orden cronológico, la siguiente publicación de Mario Bahamonde fue El Caudillo de Copiapó, novela que fue nominada Premio Municipal de Literatura en el Concurso Anual de la Municipalidad de Santiago, año 1978. Este celebrado relato obtuvo las mejores críticas de los especialistas en los diversos medios de comunicación. Fue editado por Editorial Nascimento en 1977.

Al año siguiente la misma editorial publica Derroteros y Cangalla, una selección de 21 cuentos de Mario Bahamonde. La mayoría de ellos están figurando desde antes en antologías, o vieron la luz en diarios y revistas, pero, algunos inéditos, como La Vírgen de Oro, La Duda, El Tio Hemingway, El Pez y la Piedra, Perspectivas, El Club de los Aburridos, entre otros, forman parte de esta selección.


De este libro dice Gonzalo Drago en La Prensa de Curicó:

“Escritor provinciano alejado de cenáculos y corrillos metropolitanos, Mario Bahamonde es otro de los postergados con el discutido Premio Nacional de Literatura, que en ciertas épocas no ha sido ejemplo de ecuanimidad y justicia, de acuerdo con los postulados de la Ley que lo creó en el año 1942.

Es preciso reconocer los méritos donde se encuentran porque en el campo de la literatura nacional no debe haber “parcelas” partidarias ni ideologías, sino, estricta justicia para premiar merecidamente “La obra literaria de toda una vida”, como reza la ley citada.

Hasta aquí el comentario del escritor Gonzalo Drago, otro postergado del Premio Nacional mencionado.

El mismo año 1978 Bahamonde ve publicado si Diccionario de Voces del Norte de Chile, un trabajo de investigación que le significó varios años de trabajo paciente y casi solitario. Para dar forma a este diccionario Bahamonde abarcó los siguientes temas; geografía, toponimia, etimologías, historias, arqueología, botánica, zoología, folklore, minería, tipología social, leyendas y habla nortina. Esta última la que originó la idea de realizar un trabajo de semejante envergadura.


En el diario La discusión de Chillán, el 11 de Noviembre de 1978, el escritor Carlos Ibacache escribe:

“Esfuerzo grande de un escritor nortino quien se ha distinguido por su labor cultural y particularmente por su quehacer literario, hoy nos sorprende con un trabajo diferente, fruto sin duda de muchos años de labor.

Su voluminoso diccionario, dispone de referencias cogidas en ciencias y disciplinas tan diversas como la geografía, la historia, la arqueología, la botánica, la zoología, la minería, la tipología social, las leyendas, el folklore, la toponimia, la etimología; todo en beneficio de un mayor conocimiento del habla hispana.

Un diccionario de voces de este tipo, necesariamente es muy útil para el profesional curioso y el estudiante preocupado por materias del lenguaje. Para el especialista es también una fuente bibliográfica importante. Sin embargo, tal como lo reconoce el autor, el estudio de las voces como materia específica corresponde a la Lingüística, ciencia que ha adquirido en los últimos años un extraordinario desarrollo.

El último libro publicado en Chile, en vida de Mario Bahamonde, fue este Diccionario de Voces del Norte de Chile.

Comienza el recuento de los libros póstumos de Mario Bahamonde con Gabriela Mistral en Antofagasta: Años de Forja y Valentía, cuando aún era Lucila Godoy, como profesora del Liceo de Niñas de Antofagasta. Esto ocurrió entre Enero de 1911 y Junio de 1912. El grueso del material usado en este trabajo pertenece a correspondencia de Gabriela Mistral con diversas personas y personalidades de Antofagasta de aquellos años. Este primer libro póstumo de Mario Bahamonde aparece en el año 1980 y es editado por Editorial Nascimento.

El mismo año 1980 fue publicada su novela Ruta Panamericana cuya anécdota corresponde a un viaje en bus desde Antofagasta hasta la capital, donde cada pasajero vive su propio drama. Cada pueblo y lugar nortino, tan bien conocidos por el autor, son descritos a través de esos personajes también nortinos. Es una edición Nascimento.

En el año 1981 aparece, editada por Nascimento, la novela Gente de Greda o los Ceremoniales del Tiempo, que, siempre en la temática nortina y con las características de Bahamonde en sus escritos, tiene la particularidad de acercarse a las leyendas y al paisaje de telúrica grandeza del norte chico, con sus supersticiones y costumbres

De esta novela dice el académico, Hernán Poblete Varas:

“Mario Bahamonde maneja con maestría de novelista y oficio de investigador esta trama crepuscular. Recoge antigua sabiduría: Si su bisabuelo fue español, usté no tiene alma por mucho que se la rebusque, porque parece que se vinieron a América por esa razón: a buscarse una. Pero si fue de estas tierras o de las tierras vecinas de San Juan o Tinogasta o por ahí, entonces, si que tiene. Y el alma de nuestra gente es de greda, don Tamango, sí, don Tamango, de greda en forma de cántaro. Algunas más bonitas y muy bien hechas y otras más burdas, pero todos tienen. Por eso, cuando mueren, les entierran el cántaro al lado, por eso del alma.”

“...Una vieja sabiduría se expresa por el pensamiento y labios de esta gente de greda: “Salvo cuando ya era mucha la exigencia del pensar, los más audaces aplacaban sus angustias considerando que la justicia es el instrumento de la cultura para defender la verdad”.

Es un hermosos libro este, que culmina la existencia literaria de Mario Bahamonde. Lástima que no lo haya visto publicado en vida: Pero el testimonio y el goce para los lectores”.

Aún hay mucho por editar y mucho por decir. Preparó una Antología del Cuento Hispanoamericano que es una selección que deja en claro conocimiento, no sólo de autores chilenos sino de estilos y problemática del continente. Inéditos permanecen una serie de cuentos y toda su poesía.

Todo lo que escribió Mario Bahamonde tiene un valor. Sus ensayos, por la seriedad de sus investigaciones y por la profundidad de sus ideas; sus relatos y novelas, por la pureza de su expresión y el dominio del idioma y del medio que relata; sus cartas, por su espontaneidad y humor, su poesía por el inmenso amor que recoge a su tierra y la canta con todos sus rasgos. Escribió cartas que son admirables muestras de lo que era este hombre. Este fragmento es el escrito a un amigo después de saber que éste, preocupado por su salud, pues Mario Bahamonde había sufrido un infarto al miocardio, le había llamado por teléfono, dice:

Querido Hugo:

Este infarto con que me anduvo golpeando la prologada juventud que ya tengo encima, lo encuentro la cosa más lógica del mundo, imagínate los torrentes de amor, los caudales de turbio odio, las marejadas de volcánica pasión que han pasado por mis gastadas arterias...Imagínate todo el sarro cumulado por cuántas noches de “embriagada poesía”...

Este infarto es lo más justo del mundo. Además, desde que a uno le meten en carácter de bulto en una cama de la sala de recuperación, la cosa se pone de lo más entretenida. Lo primero que sucede es que todos le cambian nombre. Yo me pasar a llamar El Infarto. Y mis vecinos se llamaban El Riñón, el Otro Infarto, La vesícula, El abdomen y no recuerdo más. Por ejemplo, El abdomen tiene frío y La Vesícula quiere la chata. Pásenle una frasada al Infarto...

“... y desde hace ya un mes, estoy en la casa, La Germana cree que estoy descansando, aunque en verdad de eso hay porque ella tiene que ir al dentista en las tardes y me quedo solo. Lo malo es que ella piensa que yo descanso todo el día. En las tardes soy feliz a mis regalados antojos... Cómo no seré feliz...no puedo comer sal, no puedo caminar más de diez pasos seguidos, no puedo tomar aire, (menos líquidos) no puedo, no puedo, no puedo. ¡Soy feliz! Nunca me imaginé que esto de llegar a menos joven fuera tan fastidioso. Me imaginé que cuadraría muy bien con un viejo verde bien hecho, con garbo y gallardía, pero apenas soy un viejo calamitoso que no fuma, no come mantequilla ni queso tampoco “se la puede” ¡Imagínate!.


La alegría mayor me la dieron los amigos.

... Estaba en la sala de recuperación de lo más entretenido con los ayes lastimeros de los moribundos, con los quejidos mortales de los agónicos y con el olor del aire con éter cuando supe que tú habías llamado por teléfono desde Santiago. Por un rato dejé el dulce entretenimiento plañidero y me recorrió una hilacha de recuerdos...cuando perdiste una comida por colocolino...cuando hicimos un paseo en camión y paneó y quedamos botados... cuando tú te curabas en la casa de los Carreño...cuando...y de golpe sentí que volvía la vida a correrme por las arterias profundas de mi gastado corazoncito. El agradecimiento se hunde como profundas raíces en mejor terreno humano”.

Sobre Mario Bahamonde el hombre, sobre Mario Bahamonde el maestro, el poeta y escritor, investigador y cultor del acervo nortino, hay mucho que decir. Especialmente, lo creamos con firmeza, en esta zona donde tanto le debemos y donde aún se teme su enorme dimensión y nadie asume el homenaje merecido por las pruebas desmoralizadoras que las circunstancias hacen vivir al país.

Ya vendrá el tiempo de poner su nombre a una calle de Antofagasta. De publicar sus inéditos. De reeditar sus escritos.
¡Vendrán tiempos mejores!

( Mario Bahamonde Silva, Homenaje de Taller Encuentro, en un texto de 20 páginas, editado en 1988 por Freddy Maturana B., Miguel Campos, Carlos Farías, y que contó con el diseño de portada de Jaime Santibáñez Ferrie).

2 Comentarios:

Blogger Monsserrat Bahamonde dijo...

Si, aún existe material incalculable por publicar.

7 de noviembre de 2017, 12:19 p. m.  
Blogger shom obbet dijo...

Sra Monserrat Bahamonde...necesitamos ubicarla para hablar de la obra de don mario.
puede contactarme a evargasfoto@gmail.com...muchas gracias...esteban vargas cortes

15 de enero de 2018, 7:44 p. m.  

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